Antibióticos: ¿Héroes o villanos?

El uso indiscriminado de antibióticos se ha convertido en un reto mayor, tanto para el sector médico como para la población en general

8/21/20252 min read

Estamos próximos a celebrar el centenario del descubrimiento del primer antibiótico. En 1928, el médico y bacteriólogo escocés Alexander Fleming identificó, por mera serendipia, que el hongo Penicillium notatum inhibe el crecimiento de bacterias Staphylococcus. Aunque su uso masivo comenzó en 1941, impulsado por la Segunda Guerra Mundial, este hallazgo cambió para siempre la historia de la medicina.

Paradójicamente la creación que ha salvado millones de vidas podría, en pocos años, convertirse en una de las principales causas de muerte: la resistencia bacteriana.

En los últimos años, el uso indiscriminado de antibióticos se ha convertido en un reto mayor, tanto para el sector médico como para la población en general. En México, este fenómeno limita las opciones terapéuticas, prolonga las hospitalizaciones, eleva la mortalidad por infecciones graves y aumenta de forma considerable los costos de atención y control de brotes.

En 2010, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) hizo obligatoria la receta médica para la compra de antibióticos, buscando frenar la automedicación y el uso inadecuado. Sin embargo, 15 años después, la medida no ha sido suficiente: el problema no solo persiste, sino que se ha intensificado.

Es urgente olvidar la idea de que, ante un cuadro gripal o intestinal, un antibiótico es siempre necesario. Un gran porcentaje de las infecciones respiratorias comunes, como el resfriado, la faringitis aguda o la bronquitis aguda, son de origen viral y, en esos casos, los antibióticos no solo no ayudan, sino que agravan el problema al fomentar la resistencia.

La indicación no es nueva: ante cualquier malestar, acudir a valoración médica, dejar que el profesional decida si se requiere o no un antibiótico, y jamás automedicarse. El abuso de hoy puede traducirse en infecciones intratables mañana, lo cual podría costar la vida tuya o de tus seres queridos.

Si no se implementan medidas efectivas, múltiples estudios estiman que, para 2050, las muertes anuales atribuibles a infecciones resistentes podrían alcanzar entre 1.9 y 8.2 millones, superando a muchas de las principales causas de mortalidad actuales.

Evitar ese escenario es responsabilidad de todos: los médicos debemos seguir aplicando estrictamente la medicina basada en evidencias; y la población debe dejar de automedicarse y usar antibióticos solo cuando realmente se necesitan, previa indicación de un profesional de la salud. No debemos decir “a mí no me pasa”, sino asegurarnos de que no pase.

Alexander dio a la humanidad un descubrimiento invaluable; el reto es no ser la generación que lo pierda por descuido.